Superficialidad

Salió a dar un paseo, para despejar sus ideas, después de una jornada agotadora. Mientras caminaba sin rumbo por la ciudad, empezó a mirar a las personas con las que se cruzaba, cosa que no tenia por norma hacer, puesto que últimamente, los paseos no formaban ya, parte de su vida cotidiana…Observo con extrañeza, que en los rostros de esas personas, no había expresión alguna, sus miradas eran ausentes, como si no tuvieran vida…

No supo a que atribuirlo, nunca había reparado en aquel detalle, quizás seria por que él mismo, caminaba siempre embebido en sus propios pensamientos.

Observo a una anciana, que deambulaba ayudada por un bastón. Vestía la dama, de oscuro y en su cara se reflejaba sin adorno, el paso del tiempo… en su azul mirada, nada. Detrás de ella, dos enamorados cogidos de la mano, caminaban, sin prisa, pero en sus juveniles rostros, no había expresión alguna. Y un poco mas allá, una mujer madura y en sus ojos ¡el vacío mas absoluto!

Ya con la congoja apoderándose de su pecho, se giro, para tener otra perspectiva, e indago en el rostro de todos y cada uno de los viandantes que empezaron a pasar, esquivándole. Una muchacha, bajita y regordeta, ni siquiera le miro, cuando tropezaron…y así fueron pasando infinidad de personajes de todas clases, tan cerca de él físicamente y tan alejados de su propia consciencia. Y en sus caras, ni el mas mínimo vestigio de emoción alguna.

Cerró los ojos y se quedo inmóvil. Respiro profusamente. Sintió el palpito atronador de su corazón y a la vez un absoluto vacío, estaba solo, no había nada en el mundo, nada. Se sintió desamparado, era algo nuevo, puesto que siempre había confiado en si mismo. Su mente se quedo en blanco y tuvo la sensación que iba a perder el sentido. Trascurrieron quizás unos segundos, que le parecieron una eternidad, hasta que por sorpresa, una mano tibia, toco su brazo y al tiempo una suave voz de mujer, le interpelaba: ¿Se encuentra bien?... ¿Necesita ayuda?

Abrió los ojos y no pudo contestar, su cara no reflejo la intensa emoción que sentía… 

Pero la mujer, le sonrío.