Dentro
de mí nace la semilla del amor y de la muerte… Dentro de mi alma, el ansia por
vivir descarta, la crudeza del fin…
Sin la peregrinación
en busca del amor y el placer, no tendría sostén ni perdón, el dolor de la
partida…
Quiero
coser mi espíritu a la vida y zurcir el vacío del éxodo; Quiero amarle y sentir
que la piel se me eriza cuando siento sus caricias…
Anhelo,
sintetizar la sustancia de sus besos; Esos que me embargan y me transportan
hacia un sublime rincón del cielo…
Sin la
muerte no hay camino; solo pensar en el destino ya soy un poco más fuerte… Mi deseo
por beber la vida , la convierte en una dulce ambrosía…
Solo
llenando mi espacio de vida, de alegría y de pasión, logro declinar la frialdad
de la hora suprema, que cuando llegue a mi vera, yo ya me habré deleitado lo
suficiente.
Quiero
que al morir se me recuerde, como la primera en la vida y de la que la muerte,
no logro disipar tanto amor, como derrocho en su camino, hacia poniente…
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